Historias de vida de los primeros egresados de la universidad
Universidad Nacional Guillermo Brown
Historias de cuatro de los primeros 15 egresados y egresadas de la UNaB. Resultados de la puesta en marcha de la universidad pública en Almirante Brown. La oportunidad de un futuro mejor para miles de vecinos
Para Florencia Carballo (28 años, vecina de Longchamps) estudiar en la universidad era un deseo imposible de cumplir. Hasta el año pasado trabajaba en tareas de limpieza, y desde marzo de este año, asiste profesionalmente a chicos de cuarto, quinto y sexto grado en una escuela de educación especial.
“Además de poder acceder a otro tipo de trabajo, la universidad te cambia la realidad, te ayuda a manejarte mejor y te estimula a querer aprender cosas nuevas”, dice Florencia.
La vocación por ayudar a los demás y el interés por la salud mental estuvieron desde siempre en ella, pero “la posibilidad concreta de seguir una carrera apareció cuando llegó la universidad, al ver la oferta, pude hacer una elección que nunca me había imaginado” relata. En diciembre Florencia se recibió en la Tecnicatura Universitaria en Acompañamiento Terapéutico de la Universidad Nacional Guillermo Brown (UNaB) y formó parte de la primera colación que se realizó en marzo pasado en la que se entregaron los primeros 15 títulos universitarios.
En aquella emocionante primera ceremonia de colación de la universidad, que inició su actividad académica en 2019 y es la más joven del sistema universitario público en el país, Ezequiel Ortega un flamante Licenciado en Enseñanza de la Matemática leyó en representación de sus compañeros y compañeras un sentido discurso: “Para mí es un enorme logro de realización personal; como la mayoría de nosotros, soy primera generación de universitarios en mi familia”, recuerda Ezequiel Ortega, de 34.
La pandemia marcó la carrera de los primeros estudiantes de la UNaB: “Fue duro tener que dejar de ir a clases en el aula, pero por otro lado la virtualidad me facilitó algunas cosas –comenta María Laura Ameijeiras, egresada de la misma carrera–; sobre todo por el esfuerzo de los docentes y gracias a que las aulas virtuales estuvieron bien organizadas, hubo una buena respuesta”.
La importancia de estar cerca
María Laura tiene 51 años y vive en Rafael Calzada. Trabajó como decente secundaria desde muy joven pero la posibilidad de mejorar su nivel académico y el acceso al ámbito universitario se habían visto truncados una y otra vez: “Una vez inicié el CBC para Bioquímica en la UBA, pero no era lo que quería y mi carrera universitaria quedó como un sueño siempre postergado –recuerda–. Yo me había recibido en el profesorado de matemática, física y cosmografía, pero las complementaciones curriculares eran pagas aún en las universidades públicas, que además quedaban lejos”.
“Para hacer una carrera universitaria en matemática tenías que pensar en ir a Capital o a La Plata –recuerda Micaela Amarilla, de 32 años y de Alejandro Korn–. Por eso, tener la universidad cerca es otro mundo, te abre otra perspectiva”. Micaela recibió en marzo su título de licenciada en Enseñanza de la Matemática en la UNaB y hoy forma parte del plantel docente de la universidad.
“En la cursada me encontré con docentes con muy buena pedagogía y otros con experiencia en áreas como ingeniería, física o astronomía, y esa diversidad de perfiles te enriquece mucho –cuenta por su parte Ezequiel–. La carrera superó mis expectativas y me abrió un montón de puertas, porque hoy trabajo en varias universidades”.
Hoy la UNaB ofrece 13 carreras, desarrolla una intensa tarea de extensión con la comunidad, y construye sus aulas en el predio de la ex Quinta Rocca de Burzaco, donde además se está construyendo una nueva estación de tren. “Para la gente de Almirante Brown, tener la universidad cerca es sencillamente invalorable, y la oportunidad que representan hoy para los jóvenes las universidades del conurbano es algo que deben aprovechar”, reflexiona María Laura. Para ella y para todos, estos son los frutos de una historia que recién comienza.